febrero, 2022.
Escribe Valentina Jerez
La poesía de Oriana França nos envuelve en un clima agonizante en el que la voz poética no encuentra salvación ni esperanza, ni siquiera a partir del amor: “Un día de estos/ El amor no me salvará/ Y el saberme junto a ti / No será remedio para mi abandono”. Alejándonos de los clichés románticos y de la vida, otorga una mirada fresca en la que se entrelazan tópicos resignificados. Ejemplo de esto último es la presencia de la naturaleza que recorre todos los poemas, naturaleza marchita, putrefacta con raíces secas y los árboles muriendo en una sucesión de estaciones que ingeniosamente nos marcan el ritmo y el tono de las composiciones y se fusionan con el sentir de la voz poética.
El yo lírico construido se expande también hacia alguien, un tú que se construye como portadora de amor y ternura, como posible interés amoroso y que otorgaría un consuelo a la desdicha: “Cariño/Ha llegado el invierno/Y la helada es un manto de blancura/Sobre el vasto horizonte/Tu rostro es la luz ámbar del alba/Que enternece mi pobre alma”. Aunque notamos que la compañía de la amada no es suficiente para encontrar salida al padecimiento que sufre la voz poética, como nos recuerdan versos del poema “Cuando llega el invierno”:
“Pero si la noche llega/Si la luz de la luna nos despierta del gran sueño/Y tú aún no has escuchado los latidos de mi pobre corazón/Aún no has mirado hacia mis luceros negros/No has visto dentro de ellos la vasta melancolía /Ni dentro de mi pecho la cueva que tiembla/Nada nos salvará.”
Así, la poesía creada por França se mueve entre la búsqueda de una salvación y la posterior aceptación de que no existe tal cosa, y en última instancia abraza un estado de agonía constante, como nos recuerdan los versos del último poema de esta selección “He fallado”: “Es verdad que quise ser poeta/Que quise vivir a pesar del invierno/Pero he fallado/Y ahora no soy más que una ruptura/Otra mujer que sucumbe a los brazos del frío”. Aquí, esta voz ya no necesita a un otro sino que abraza su propio dolor, de ser mujer, de ser poeta, de existir en un mundo marchito.
Un día de estos
El amor no me salvará
Y el saberme junto a ti
No será remedio para mi abandono
Mi despedida en llanto
Un olvido del cuerpo que cargo
Unas manos que ya no tocan
Ni siquiera el sueño del ayer
¿Y a quién miraré en silencio?
Sino más que a la mujer bajo mi nombre
Mi desdén sin fin
La sombra que se destiñe ante las luces del alba
Las campanadas del mañana que jamás callan
Un día de estos
Si el amor no me salva
Y el mañana llega con cada despedida a mi sombra
En la agonía de mi herencia interminable
Quiero abandonarme
***
Cuando te asomas a mi pecho
¿Qué oyes en él?
El mar meciéndose sobre la orilla
Las aves volando deprisa
Las voces de niños llamándome
Cuando te asomas sobre mí
¿Qué oyes en mi cuerpo?
Las raíces de árboles secándose
La lluvia besando la tierra
Los capullos de flores brotando
Cuando te asomas sobre mis ojos
¿Qué ves en ellos?
Los luceros muriendo
La neblina en noches de invierno
La luz desvaneciendo
***
Cuando llega el invierno
Los árboles mueren suplicándole a la neblina
Las hojas pierden su verdor
Y las flores en mis dedos se marchitan
Desplumo las alas rotas de un gorrión
Tiemblo bajo el tenue sol
Y sin embargo tu mirar me salva
Tu piel emana el calor que he perdido
En primaveras rotas
Pero si la noche llega
Si se asoma sobre mi ventana la oscuridad eterna
Y yo aún no he conocido el fuego que quema
No he entibiado mi piel con tus manos
Y aún no he enternecido bajo tus brazos
Entonces nada me salvará
Pero si la noche llega
Si la luz de la luna nos despierta del gran sueño
Y tú aún no has escuchado los latidos de mi pobre corazón
Aún no has mirado hacia mis luceros negros
No has visto dentro de ellos la vasta melancolía
Ni dentro de mi pecho la cueva que tiembla
Nada nos salvará
***
Cariño
Ha llegado el invierno
Y la helada es un manto de blancura
Sobre el vasto horizonte
Tu rostro es la luz ámbar del alba
Que enternece mi pobre alma
Cariño
Quiero llevarte conmigo
Hasta el último suspiro
Y adorar el esplendor de tus ojos
Que me resguarda del frío
Cariño
Cuando el viento entre ululando
En nuestras pieles
Seguirás siendo la llama de mi vida
Y buscaré por siempre tu amor
Entre inviernos y veranos
Quiero quemarme contigo
***
He fallado
Pronto me sumergiré en las aguas
He roto mi almohada de plumas
Y los sueños de libertad nunca estuvieron en mis manos
Es verdad que quise ser poeta
Que quise vivir a pesar del invierno
Pero he fallado
Y ahora no soy más que una ruptura
Otra mujer que sucumbe a los brazos del frío
He fallado
Pronto quemaré mis alas
He roto las promesas del mañana
Y las raíces que me sostenían ya se han secado
Es verdad que quise ser mujer y vivir
Que quise ser ambas a pesar de ser lo primero
Pero he fallado
Y ahora no soy más que un eco en mi nombre
Otra más que decide partir en las nieblas
Y he fallado
Pronto hundiré la cara en la tierra
Jamás pude romper las cadenas
Y quien me dirá a mí que ser mujer en un mundo así
No es quemarse en vida hasta ser ceniza
He fallado
ACERCA DE LA POETA
Oriana França nació en Montevideo el 17 de Noviembre de 2002. A los tres años se mudó con su familia al departamento de Artigas. Fue allí donde a los 12 años comenzó a escribir poemas y a hacer collages. Estos pasatiempos se convirtieron en una pasión y pronto sus días se basaron en ello. En la actualidad continua creando bajo el nombre de “habitando.me”.
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