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Foto del escritorLa mujer La palabra

LA PRÁCTICA DE LA TERNURA COMO FORMA DE INSUMISIÓN

agosto 21, 2020


Leer a Cristina Peri Rossi supone prestar atención sobre lo ya leído, volver hacía atrás, leer entre líneas, leer los textos de diversas formas y en diversos momentos. Varios poemas de Peri Rossi, parecen estar envueltos en telas de ternura y humor, escondidos a veces, dialogando otras. Pero ¿no han notado la ternura desde la que se enuncia esa voz femenina que ama a su otra igual? En sentido, traigo a Audre Lorde, poeta afroamericana y también lesbiana, que nos propone estudiar y practicar la ternura hasta que esta se haga hábita en las relaciones entre mujeres, porque lo que nos han robado y negado //siempre// es el amor entre mujeres (Lorde, 2003: 207). Pero sería un error reducir esta propuesta a lo sexo-afectivo. Pensemos en nuestras amigas, madres, abuelas, tías, sobrinas, en las mujeres que se nos atraviesan en el ómnibus. Todas las mujeres a las que no hemos escuchado, a las que sí, a las que no han podido encontrar a otra mujer que extienda esa ternura hacia ellas, como un amor recíproco o una tela que se tensa y no se rompe nunca. Es esencial practicar la ternura como forma de insumisión, porque el aparato que nos controla ha querido siempre pero siempre, separarnos.

VIVIR DOS VECES La memoria es una sobrevida. Mientras me inclino para besarte para acariciar tus senos pienso en la sobrevida que me sobrevendrá en tu memoria viviré más allá de mis años en el escorzo de tu cuello tan blanco como la luz lunar una noche, en Calella, mes de agosto, año dos mil seis, Viviré más allá de mis años en tu memoria de mujer nocturna que mira desde el lecho la ventana por donde una ciudad como un cuadro de Richard Estes enciende y apaga sus luces en medio de los carteles de Bancos y de Cajas de autos y oficinas Viviré más allá de mis años en tu memoria de mujer que al amarme se ama en mi amor y recordarás el edredón de plumas con el que cubrías tu desnudez y la botella de agua caída en medio de los besos y la luz del televisor mudo que iluminaba blancamente nuestros cuerpos oscureciéndolos a veces como ojeras en medio de la piel La memoria es una sobrevida Mientras me inclino para besarte sé que vivo dos veces la vez de esta noche tibia de otoño en la que te acaricio con las manos con los dedos con el pensamiento y con la voz y la sobrevida de tu memoria donde nos amamos más allá del tiempo en medio de la ciudad iluminada y silenciosa que no duerme porque estamos en vigilia vigilia del goce vigilia de amor.





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